La planificación del transporte y su incidencia en la competitividad de las ciudades

1. COMPETITIVIDAD DE LAS CIUDADES

Existen múltiples interpretaciones asociadas al concepto competitividad de una ciudad. Un significado amplio de competitividad puede ser usado para cubrir aspectos económicos, incluyendo niveles de empleo, tipo de empleo, inversión interna y medidas de resultados como productividad, y aspectos sociales, incluyendo la atractividad de localizarse, aspectos de calidad y estructura social.

Para Storper[1], la competitividad refleja la capacidad de una economía para atraer y mantener firmas con niveles estables o crecientes de actividad, al mismo tiempo que conserva o incrementa la calidad de vida de aquellos que participan en esa economía.

En la literatura relativa a la competitividad de las ciudades, el transporte no es comúnmente reportado como un componente crítico de la competitividad. Aspectos más importantes son las condiciones de los factores productivos, las condiciones de las demandas, industrias relacionadas y complementarias, junto con las estrategias, estructuras y competencias de las firmas[2]. Sin embargo, el transporte tiene un importante rol que jugar para proveer un ‘buen ambiente de negocios’.

2. PLANIFICACIÓN DEL TRANSPORTE: CONCEPCIÓN INTEGRAL

El transporte refleja las relaciones que se establecen entre las diferentes actividades de la ciudad. Si se desea proveer condiciones de desplazamiento y tiempos de viaje aceptables, y simultáneamente mejorar la calidad de vida de los habitantes de la ciudad, es imprescindible concebir la planificación del transporte completamente integrada a la planificación de la ciudad y sus usos de suelo.

Este último desafío ha impulsado el desarrollo de complejos modelos computacionales capaces de simular la interacción entre los sistemas de transporte – actividades (usos de suelo) – medio ambiente, de manera de evaluar el impacto que genera la introducción de proyectos estratégicos en alguno de ellos.

Un aspecto de singular relevancia es la determinación del tipo de relación que existe entre los sistemas de transporte y usos de suelo. Al respecto, el caso de la ciudad de Santiago de Chile señala que los distintos agentes (hogares o firmas) consideran importante la variable transporte en sus decisiones de localización, medida en términos de la accesibilidad. No obstante, variables como el entorno social (ingreso medio de la zona), proximidad de actividades ‘molestas’ como industria, disponibilidad de equipamiento (comercio y servicios), entre otras, tienen mayor relevancia[3].

3. PLANIFICACIÓN DEL TRANSPORTE Y COMPETITIVIDAD

El sistema de transporte no sólo facilita el movimiento de personas o bienes. Sus características operacionales provocan un fuerte impacto en el uso de suelo, crecimiento económico y calidad de vida. La infraestructura asociada al transporte es considerada fundamental para el desarrollo económico de un área, aunque en un nivel inferior a variables como mano de obra calificada, disponibilidad de suelo para el desarrollo de actividades, estabilidad política y económica, existencia de servicios, etc. El transporte no es suficiente para generar el desarrollo, pero su ausencia u operación ineficiente, es un factor limitante.

SACTRA[4] plantea que el principal mecanismo mediante el cual el sistema de transporte puede tener efectos sobre la economía es mediante un cambio en los costos de movilidad. Una acabada revisión de la literatura[5] muestra el impacto que puede tener la infraestructura de transporte sobre el desarrollo económico, éstos se describen a continuación:

§ Crecimiento Económico: Para algunos autores, la infraestructura de transporte soporta un círculo virtuoso de crecimiento al disminuir los costos[6], aunque el efecto puede estar sujeto a un retardo[7]. Respecto a este punto, una pregunta clave es la formulada por SACTRA (1999), ¿cuál es el factor crítico en este contexto? ¿La movilidad en general, mejoras en la accesibilidad, o el crecimiento del tráfico vehicular?

§ Aglomeración: La aglomeración se estima que aumenta la productividad de los negocios, sin embargo, la conectividad virtual ha puesto en duda tal efecto. En este contexto la infraestructura de transporte fortalece esta tendencia, ya que permite que los negocios se suburbanicen sin comprometerles el acceso a fuentes laborales y de materias primas, y así la relevancia de la localización disminuye.

§ Productividad: Se estima que una infraestructura de transporte inadecuada aumenta los costos del negocio, a través de congestión y restricción del mercado laboral.

§ Empleo: Efectos positivos sobre el empleo son destacados por los promotores de proyectos de infraestructura de transporte, quienes destacan las oportunidades de aumentar el tamaño del mercado laboral accesible. No obstante, estudios sobre impactos en el empleo de iniciativas de transporte en particular, han sido tanto substanciales como insignificantes. Los impactos pueden ser re-distributivos más que generativos de nuevos empleos[8], lo que puede conllevar costos sociales como el traslado de fuentes de empleos a otras áreas.

§ Atractividad a Inversión Interna: Los reportes de casos estudiados, revelan tanto efectos positivos como insignificantes en aumentos de atractividad de los negocios por localidades específicas.

Un aspecto relevante del problema es establecer cuál es la variable dependiente en la relación entre transporte y desarrollo económico. Si las inversiones en transporte son una consecuencia del desarrollo económico de la regiones, o éste ocurre como consecuencia de las inversiones en transporte. Al respecto, Chumacero y Quiroz[9] demuestran mediante un completo estudio econométrico, que para el caso chileno las inversiones en pavimentación y vialidad urbana son dependiente del Producto Interno Bruto (PIB) del país.

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Fuente: http://www.eclac.cl/FAL212.htm


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